345. Lo que no cesa de no escribirse.

El sujeto que habla está inmerso en lo simbólico; como un pez en el agua, está habitado por significantes. El significante es una traza material, es lineal, es decir, ocupa un tiempo y un espacio, por eso es posible ir a buscarlo en el cerebro, en las huellas mnémicas que de algún modo o de alguna manera se inscriben en la materia gris. Es un poco lo que están encontrando ahora los neurocientíficos cuando escanean el cerebro con la resonancia magnética: que este responde de determinada manera a ciertos estímulos de palabras, que ciertas áreas del cerebro se activan cuando el sujeto escucha determinadas palabras, el problema es que se activan las mismas zonas frente a palabras opuestas, de tal manera que el sentido de las palabras no está localizado en el cerebro. Si bien el significante es una traza material, el significante también es la presencia de una ausencia y, además, puede tener muchos sentidos, puede significar cualquier cosa. Es decir que una palabra no tiene un solo sentido, y el sentido se le escapa al cerebro. El cerebro parece más bien memorizar los significantes, tal y como lo hacen los computadores, pero se le escapa el sentido. Parodiando a Miller (2007), el computador sería inteligente si pudieran dar cuenta de las significaciones, por eso, cuando se busca un dato con el buscador del computador, éste arroja un montón de información allí donde encuentra el significante, pero es al sujeto al que le toca darle sentido a esa información que resulta de la búsqueda de una palabra. Esta es la razón por la que un significante solo, no significa nada.

Que un significante pueda significar cualquier cosa, significa que «los significantes no son signos, no son simplemente signos» (Bassols, 2012). Así, por ejemplo, el humo es signo de que hay fuego; hay una relación unívoca entre el humo y el fuego. El problema es que el significante no tiene una relación unívoca con el significado; un significante puede significar cualquier cosa, y además, el significante es una huella borrada, y «sólo podemos funcionar como sujetos de la palabra cuando borramos las huellas» (Bassols). Los animales no pueden borrar sus huellas, no pueden engañar; los seres humanos sí. Allí donde alguien ha borrado su huella, ahí vamos a encontrar un sujeto del lenguaje, y como el sujeto y el lenguaje funcionan por huellas borradas, esto se vuelve un problema para las neurociencias, que andan buscando huellas en el cerebro (Bassols).

Ahora bien, eso que «está profundamente borrado, pero que retorna para intentar realizarse en cada uno de nuestros pensamientos, en cada uno de nuestros sueños, en cada uno de nuestros síntomas» (Bassols, 2012), es lo que Lacan llamó lo real; es decir, la categoría de real en el psicoanálisis no es lo que se percibe, no es la realidad, sino que «es aquello que no cesa de no representarse, es aquello que no cesa de no escribirse en lo que recordamos, percibimos, etc.» (Bassols). Es lo que Freud denominó trauma cuando estudió la sexualidad humana, ya que es en la sexualidad donde eso que no cesa de no escribirse se hace más presente.

Bassols (1912) en su conferencia Psicoanálisis, sujeto y neuro-ciencias nos da un muy buen ejemplo para explicar esta definición de real que da Lacan como «lo que no cesa de no escribirse». Cuando el 11 de marzo de 2004 explotaron unas bombas en los trenes de Madrid, algunos psicoanalistas de la ciudad se ofrecieron a escuchar a las personas que quisieran hablar de esta experiencia tan traumática, y lo que encontraron es que, si bien el estallido de las bombas fué muy traumático, «lo que quedaba, lo que se repetía, lo que volvía una y otra vez, era algo que no había llegado a ocurrir» (Bassols): el no poder ayudar a la persona que estaba al lado, el no poder salir del lugar, el no haber tomado el tren anterior y así haberse salvado, etc. Es decir, que lo verdaderamente traumático para el sujeto, es lo que no llegó a ocurrir, «lo que no dejaba de no ocurrir» (Bassols).

Acerca de Hernando Bernal

Hay un Hernando humorista, don juan, satán, tierno, charlatán, malicioso, displicente, generoso, vanidoso, amoroso, burlón, aullador, seductor, apasionado, cínico, gozón, tortuoso, sublime, puntilloso, profundo, cautivador, caprichoso, necio, amistoso, imprudente, voyeur, parrandista, goloso, simplón, afectuoso, irónico, cordial, sarcástico, expresivo, mimoso, tentador, hechicero y mordaz. Ver todas las entradas de Hernando Bernal

2 respuesta a «345. Lo que no cesa de no escribirse.»

  • josé Andrade

    Un texto interesante, el argumento de Bassols indica la variabilidad del síntoma al tiempo que la multiplicidad de explicaciones posibles a la contingencia de lo real en el escenario simbólico e imaginario de la relación con el Otro (padre, estado, otros posibles), aspectos como las neuronas espejo -Iacoboni-, la experiencia del cerebro en lo que determinamos realidad (Damasio), la existencia de la religiosidad como religare y expresión trascendente de lo «Otro» -F.W.J. Schelling; Michael Persinger- pueden orientar acerca de la forma de la representación y su posible origen, mas que acerca de su localización, lo anterior plantea una nueva racionalidad con base en el criterio de «lo observado» mas que en la primacía del observador y los paradigmas con los que absolutiza lo aprehendido y asociado a nivel neurocortical; dicha independencia en la condición del funcionamiento de la psique es en sí misma inefable, pues solo puede ser vivida, así lo que no deja de ocurrir es lo latente posible, una condición paralela de otros en sí mismo, la antelación de lo plausible como prospectivo, la cosa «asesinada» que aun no puede ser escrita por el lenguaje, pero cuya comunicación intrapsíquica ya movilizó en la intuición la emergencia de un síntoma añejo adscrito a la relación con el otro, el nirvana, lo cual da sentido a lo que no deja de representarse; el cerebro y todas las células del cuerpo generan libido, dicha reacción es el resultando de una praxis inherente a lo vivo, no como parte sino como un todo dialectico.
    Gracias por el aporte un texto realmente interesante.

  • mirkosol's Blog

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